Skip to content

Doctora Pilar Muñoz: el síndrome post-aborto

La Doctora Pilar Muñoz Herranz trata el tema del síndrome post-aborto durante su aparición en el programa Preguntas de Psicología, dentro del espacio “Es la noche de César” de Libertad Digital TV.

¿Cuándo aparece el síndrome post-aborto?

Pilar Muñoz Herranz en LibertadDigital TV

Lo primero que señala la doctora Muñoz es que es importante aclarar si estamos hablando de un aborto provocado. Hay que distinguir muy claramente entre aborto espontáneo y aborto provocado. Son dos categorías clínicas muy distintas. Pero en cualquier caso, es cierto que todo aborto conlleva antes de un año la aparición significativa de malestares de diversos tipos.

Es notable que la afectación clínica es a la mujer pero también, por extensión, a la pareja, a la familia y al facultativo que ejerce el aborto. La afectación ocurre a largo plazo.

Aborto espontáneo frente a voluntario

Si bien en ambos casos, el aborto espontáneo y el provocado, se trata de vida humana, las intensidades en psicología y psiquiatría son distintas.

El aborto espontáneo conlleva una sintomatología ligera, y aunque comparte el sentimiento de vacío con el aborto voluntario, no lleva asociado el sentimiento de culpa.

El aborto voluntario o premeditado tiene el sentimiento de culpa. El pronóstico de resolver ese duelo es infinitamente más esperanzador en el primer caso que en el segundo.

Bloques clínicos

En un 45% de los casos aparecen trastornos nerviosos, estrés, depresión, ansiedad, angustia, sentimiento de culpa, etc. En numerosas ocasiones, las mujeres precisan del uso de fármacos.

¿Existe síndrome post-aborto en mujeres que abortan de forma “voluntaria”? El aborto voluntario tiene una implicación no solo médica, sino también psicológica y espiritual. La paciente requiere una atención por parte del especialista psiquiátrico para abordar los tres siguientes retos: deshacer la culpa, reelaborar el perdón y facilitar el duelo. Como se puede ver, esos retos exigen que la persona debe trascender del ser de uno mismo. Esta trascendencia, en ocasiones enlaza con alguna religión. Si la mujer tiene creencias previas, el impacto del aborto será mucho mayor.

Afrontar el aborto voluntario

En mujeres que abortan voluntariamente, las implicaciones psiquiátricas son de intensidad moderada y severa. ¿Qué dos maneras tiene la mujer de afrontar ese aborto voluntario?

La confrontación

Una posible forma de afrontar la situación es pseudo-afrontándolo con pseudo-fortaleza. En este caso, si bien aparentemente el problema se sobrelleva o se supera, al cabo del tiempo esta forma de fortaleza lleva a situaciones de hiperexcitabilidad: a partir de los 8 meses aparece una alteración de la conducta con sobre-reacciones, se vuelven más hostiles, irritables, aparece la ira y la rabia, alteraciones del ritmo sueño-vigilia, etc. Si no se acude al especialista se puede llegar a buscar soluciones a causas que no son la raíz del problema.

La negación

Otra forma que tienen algunas mujeres es negando el hecho, huyendo de él, relegándolo al insconsciente. En estas mujeres aparecen los fenómenos de la intrusión y la construcción.

Intrusión

La intrusión tiene que ver con el no-manejo del tiempo. De este modo, la consecuencia es que se anclan en el pasado de forma recurrente y obsesiva. Se quedan detenidas en el tiempo previo al aborto. Surgen preguntas del tipo ¿por qué lo hice?, conjeturas tipo podría haber hecho tal o cual cosa pero me vi forzada… Así, se queda bloqueada en el pasado y no viven en el presente ni se proyectan hacia al futuro.

Mujeres que han abortado en el primer mes de embarazo presentan síntomas de alteraciones psíquicas precisamente en el tiempo del que sería el alumbramiento. En todos los casos.

Pensamientos constantes de la edad y del tramo vital que podría haber tenido ese hijo. Se les queda como fecha traumática el acto abortivo.

Construcción

La construcción, relegado al inconsciente. Las mujeres pueden quedar anestesiadas de una forma casi mantenida en el amor y la ternura.

Dice el stárets Zósima, en la obra Los hermanos Karmázov de Dostoievski, que uno de los horrores de vivir en un infierno es tener el sufrimiento de no amar y ser amado. Pues estas mujeres están allí. Tienen tendencias autolíticas y un 60% más de pensamientos suicidas frente a las que han abortado de forma espontánea.

Trastornos mentales

Estas características tienen un cuadro clínico, una entidad propia y un peso propio como para aparecer en el manual de trastornos mentales (el famoso manual DSM 5). ¿Por qué no aparece?¿por falta de datos epidemiológicos? No, porque de hecho hay muchos: a nivel mundial, un año supone 50.000.000 de abortos.

No aparece por cuestiones ideológicas. Aparece el síndrome post-aborto como un subtipo del síndrome de estrés post-traumático.


La perversión del lenguaje

Los facultativos que llevan a cabo estos procedimientos criminales han tenido que anestesiar, como anestesia el ser humano las cosas, con el lenguaje. No le llaman aborto, sino vaciado de útero. Cuando están practicando el aborto, que es terrible, con todo el instrumental, una de las operaciones es la succión. Succión de restos de útero, pero en realidad es la succión de un embrión o feto.

El síndrome post-aborto

Cuando salen las mujeres y acuden a la consulta, hay tres tipos.

Primero están las que recuerdan hasta el último detalle de la intervención, pero que lo describen muertas emcionalmente.

Luego están las que te describen emocionalmente cómo estaban: aturdidas, embotadas, con miedo, en un estado “fight or fly“… a esas mujeres no les permiten dar vuelta atrás y te relatan esa emotividad con un calado y un peso emocional que les va a ser difícil resolver. Aun así, no recuerdan nada objetar ni espacial.

Las terceras son las que tienen recuerdos intrusivos y obsesivos de lo uno y de lo otro y les producen pesadillas recurrentes y/o terrores nocturnos. Padecen insomnio y, en todos esos momentos, aparece el flashback del hecho abortivo.

Si la pareja con la que está le ha presionado para abortar, esa pareja tiene los días contados.

Afectación por grupos de mujeres

El grupo al que afectan más son las adolescentes, porque aún no tienen anestesiada la moral. Hay demasiada emoción libre de ideologías. Y una cosa es ser pro-vida cuando el embarazo le sucede a la vecina, y otra es serlo cuando estás en segundo de Bachillerato y se te ha estropeado la PAU (Selectividad) o la carrera.

Las relaciones afectivas con el entorno que le ha presionado se ven tocadas para siempre. Si la pareja con la que está le ha presionado para abortar, esa pareja tiene los días contados.

Pilar Muñoz
Gabinete Tandem
http://psicologayvida.blogspot.com

Volver arriba